Idolatría, necesidad de referentes

6 comentarios

Mitificar a las personas que desempeñan una actividad pública (artistas, actores, escritores, pintores y en general cualquier actividad creativa) los deshumaniza exigiéndoles aquello que necesitamos que sean, y en consecuencia obligándoles a negar públicamente lo que son. Este dualismo se justifica a partir de la idolatría de aquellos aspectos geniales que cultivan la esperanza de nuestra propia mediocridad.

Pero, para los que sufren esta mitificación, la coherencia que se les impone puede derivar en una desintegración del individuo como humano, y un escollo insalvable para definir su identidad, con virtudes y carencias. De algunos de ellos, desconocemos su auténtica “naturaleza”, en cuanto su proceso de elevación les ha insuflado una asunción plena de ser el ídolo anhelado.

La causa esté tal vez en la caída de los dioses, que han sido inexorablemente sustituidos por semidioses de carne y hueso, metamorfoseados por ese espíritu de grandeza y genialidad que menosprecia su corporeidad y los revierte en eternos e infinitos.

Plural: 6 comentarios en “Idolatría, necesidad de referentes”

  1. Buenas tardes,
    Lo leí ayer y de nuevo hace un momento. Hay un no sé qué que me inhibe de poner, ahora, un ME GUSTA.
    Si entiendo bien (porque suelo estar dormido de día por no hacerlo de noche) esto es una crítica hacia el fenómeno «fan». Cosa que, de ser así, me agradaría más que mucho.
    Ya he escrito por algún sitio que para mí ser admirador y ser fan no son, en absoluto, términos sinónimos. Yo puedo ser admirador de Ortega, de Lou y de otras personas, pero jamás seré fan de nadie… ni de nada. El fan no tiene vida propia; vive, digamos, por delegación.
    Saludos

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  2. Sí, la idea es que la falta de referentes en las sociedades laicas, aumenta la necesidad de idolatrar, elevar a la categoría de semidios, a alguien que por su excelencia en la actividad pública que desempeña, parece que le exijamos constituirse en una especie de referente moral, en otros ámbitos que exceden su actividad meramente profesional. Este fenómeno en quien es idolatrado tiene consecuencias en su propia vida privada porque, finalmente,pude producirse una confrontación entre quien se le impone ser socialmente, y quien es, alguien mediocre en muchos aspectos como todos…no sé si he clarificado algo, pero gracias por leerme.

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  3. Buenos días, Ana,
    Pues sí, voy a tratar de decir algo más. La verdad, Vd. desarrolla un lenguaje filosófico al que, sea dicho sin humildad impostada, a mí en ocasiones se me hace difícil hincarle el diente.
    En cualquier caso, leído y releído este notable articulo suyo, ya le he puesto ME GUSTA y, aunque, quizá no sea exactamente lo que yo detesto del fenómeno fan, se le parece.
    A seguir (no recuerdo si le dije que no escribo punto en fórmulas de despedida cortas)

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  4. Buenos días, Ana,
    Ja, ja, sí, es por razones saludables que, si me atrevo, quizá algún día desvele. Pero ya sabe Vd. que nunca se debe decir «de esta (o de este) agua no beberé». Así que quién sabe si en cualquier momento podría recomenzar. De todos modos le digo que, dada mi inoperancia en cuestiones de Internet, y después de comunicarme el director de «El Vuelo de la Lechuza» que sólo se admiten ahí trabajos inéditos, quité a la carrera varios de los mejores de mi blog personal y los puse en «borrador».
    En cuanto a las precisiones ortográficas, es algo que tengo muy claro. ¡Vaya!, acabo de comprobar que en mi anterior Comentario he olvidado tildar la palabra «artículo». Con lo poco que duermo es un milagro que las faltas no proliferen como las setas en otoño.
    Saludos cordiales

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