¿Verdad o mentira?

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El uso cotidiano que hacemos del término verdad, lejano de la estricta rigurosidad científica, mantiene implícito que el enunciado que formulamos se corresponde con los hechos, las conductas, las emociones manifestadas y en general con lo que podemos observar empíricamente de un modo u otro.

Esta correspondencia no está sometida a ningún tipo de escrutinio metodológico, como en la ciencia, y, por ende, la asumimos con la ligereza que exige la adaptación cotidiana al mundo.

Sin embargo, no reparamos en que aquello que constituye la verdad en nuestras vidas no está constreñido exclusivamente a su observación mediante la experiencia y ni mucho menos solo es relativa al sujeto que formula el enunciado supuestamente verdadero. Esta cuestión es crucial, porque en ocasiones nos encontramos con interlocutores que no pueden hacerse cargo de nuestra verdad, ese conjunto de enunciados que describen someramente nuestra realidad. Así, la verdad se transforma en aquello que quien la recibe puede asumir como tal.

Esto nos conduce, irremediablemente, a la cuestión sobre lo que constituye una mentira. Imaginemos que por un asunto personal hemos faltado a un examen. La razón de nuestra ausencia no puede ser justificada médicamente, sin embargo, la situación requería que nosotros atendiéramos un problema y faltáramos al examen. Obviamente hay sucesos que para ser entendidos exigen de una contextualización que estaría fuera de lugar porque viola incluso el derecho a nuestra intimidad. No obstante, la decisión de ocuparnos de lo urgente en aquel momento sigue siendo para nosotros lo que debíamos hacer. ¿Cuál es la verdad de nuestra ausencia? Si ésta no puede ser comprendida sucintamente por el profesor que ejerce aquí de interlocutor, nos vemos obligados a inventar una mentira que pueda funcionar como verdad, ya que desde cualquier perspectiva nuestra acción fue la justa. De esta manera, aunque alguien sienta remordimientos por pensar que está mintiendo, en realidad no sé apercibe de que la verdad no puede ser captada por quien debe excusar nuestra falta sin penalizarla. No merecemos esa penalización que nos perjudica, ya que estábamos haciendo lo que en aquel momento nos correspondía.

En este sentido, en la vida cotidiana la verdad es aquello que, se corresponda o no con los hechos, puede ser comprendido y asumido con la consecuente reacción proporcionada por nuestro interlocutor. A veces se usa la expresión “mentiras piadosas” para referirnos a aquellas que evitan un dolor a quien la escucha, y pocas veces consideramos, aunque de facto lo hacemos, que hay momentos en que necesitamos decir una mentira o verdad a medias para no salir perjudicados en una situación que no lo merecemos.

Consciente o inconscientemente nuestro uso del término verdad está continuamente sujeto, por los otros, a un cierto juicio moral que resta muy solapado, pero que opera con vivacidad. Así, la exigencia de un entorno excesivamente rígido nos empuja a este uso ambivalente de la verdad, atendiendo a las reacciones que injustamente pueden generarse de ese entorno hacia nosotros. Aprender a lidiar con la necesidad de mentir es una exigencia de adaptación, que si no somos capaces de utilizarla adecuadamente nos provocará problemas derivados de una buena voluntad, que no se tiene en cuenta en ese contexto herméticamente normativo.

Viene al caso hacer una aclaración: en ningún momento me he referido a los que hoy se denomina posverdad, que no es el objeto de este escrito. Esa es otra cuestión. Aquí hemos destacado el hecho de que hay verdades que el otro no puede entender y, entonces, debemos identificar qué puede operar como verdad en su mapa mental para no salir dañados injustamente por la obsesión de ser honestos.

Plural: 2 comentarios en “¿Verdad o mentira?”

  1. ese afán por la «Verdad», tan subjetivo y superfluo que es San Narciso y su «likeable» Reino, solo a los filósofos aguafiestas les preocupan tal concepto en vías de desaparición… Mi «verdad», Tú «verdad»…que más da…Sorry hay días que se le suelta la neurona y ni como callarlo…besos al vacío desde el vacío

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