La inmortalidad es el simbolismo que deja tras de sí el rastro benéfico de las acciones, no solo de las palabras, de quien dio su vida por otros. Y dar la vida no significa literalmente morir, sino entregarse, sacrificarse ante el dolor y el padecimiento del Otro que necesita apoyo y luz en un tránsito
Categoría: Anagramas
El silencio es el decir más oportuno, cuando o lo que se va proferir carece de interés o cuando lo que quisieras expandir, como una brocha salpicando con ahínco todo lo que a su paso se halla en blanco, no conviene ser dicho. Así que hoy, conteniendo mis pulsiones con una voluntad férrea, mantendré un
El humano es la quiebra de la arrogancia, como entes sometidos a ese mundo que anhelamos dominar, acabamos siendo carencia porque nada nos satisface. Desatendiendo a los propios límites, el fracaso nos atiza con un látigo de realismo para que nos reconozcamos nimios, insignificantes vivientes que bracean por no hundirse en la nada; esa que
Transcurren los días en una continuidad indiscernible, uno tras otro, y otro, suponemos; porque la planicie del amanecer monocromático nos impide discriminar una jornada de otra, y casi el día de la noche. El acontecer se ha difuminado en nuestras existencias, y ya solo restan sucesos hilados consecutivamente sobre los que caminamos de puntillas, sigilosos
La presencia interiorizada del otro, el ausente, quizás se sienta como necesidad, falta o carencia. Mas si el estar en la mente se percibe como vacuidad ¿qué reparación de la pérdida se produce? Ninguna, tan solo una llaga vívida ante la que solo nos resta procurarnos el olvido del otro. Seguir existiendo como si nunca
Quedarse sin palabras sucede, al menos, en dos situaciones: cuando uno no tiene, ciertamente, nada que decir, o bien, cuando se espesa tanto la mente en sus cavilas que unas ideas tropiezan con otras, se enredan y no hay ya orden, ni jerarquía, ni forma de hallar palabra alguna que haga justicia al pensar. Enmarañada
Desecado interiormente por la adustez de la existencia, esa que no ha sido propiamente vida por mucho afán que haya desempeñado, y tras ese tesón desplegado, con el metabolismo ya siempre basal, me deslizo arrostrado como quien agoniza pre-mortem. No hay humano que resista la negación eterna de cuanto quiere, porque según la ley del
Originalmente publicado en FILOSOFIA DEL RECONOCIMIENTO:
El transhumanismo como doctrina que pretende disolver las divergencias entre lo natural y lo artificial, no es más que la manifestación de una voluntad de dominio sin fronteras, una excrecencia nihilista que habiendo perdido todo horizonte, encarna la versión más degradada de lo que Nietzsche consideró contrario a la…
La abundancia no me pertenece, pero si la calidad de cuanto me envuelve y me constituye. Como una neblina casi imperceptible, aunque sentida, me hallo reflejada en miradas que me enaltecen, consienten y me conceden guiños entre condescendientes y preventivos. Siendo, soy lo que fui y lo que con ello voy haciendo; siempre auxiliada por
Somos la alborada fracasada de nuestro querer. Vagamos tironeados entre lo que deseamos, nuestra pasión rabiosamente inmediata, y esa voluntad frágil que aspira a ser. ¿Por qué someternos a ese querer, a veces, tiránico con nuestra inercia al propio desahucio? No hay imperativo que nos obligue a tan alta aspiración más que nosotros mismos, a