Regreso al silencio oscuro de la noche en el que me afano por alumbrar progresivamente esa guarida íntima. Nada más que mis dedos artríticos, el teclado y yo. De fondo una sonoridad sorda que no es más que el eco interior. Instante tras instante, resintiendo, recuperando vivencias para aprehender ese secreto mío, que ni yo
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El silencio es como un poliedro, que en su sentido etimológico griego significa que tiene muchos asientos. Ocupar uno u otro, con la diferente perspectiva y sentido que implican, no siempre es una elección. Hay una cara en la que nos vemos plasmados y que se deriva del hecho de no tener con quien hablar,
El llanto desconsolado es, en general, una expresión de profunda tristeza. La cultura ha contribuido a su inhibición como si fuera una muestra de descontrol emocional y turbación del individuo inadmisible. Por el contrario, sabemos que la necesidad de llorar es un mecanismo que descarga la pena y hace su peso más liviano. Por ello,
REVISIÓN DE UN TEXTO DE MARZO DE 2017 Que un dolor no pueda ser re-conocido por nadie más que por quien lo padece, que a quien sufre se le diga que no es re-conocible su dolor, le condena al pozo de la soledad más cruda, al silencio impuesto por la incomprensión. Ya, en esa guarida
Revisión de un relato de octubre de 2016 Agazapada la mirada en el horizonte entre el cielo nuboso y el plomizo mar, diríase que toda ella, sin excepción posible, logra disiparse en el infinito, como si se hubiera reducido a su propio mirar. Tal experiencia de fusión casi simbiótica, entre su ser y su mirar,
SINTETIZO EN ESTA ENTRADA DOS PUBLICADAS ANTERIORMENTE, SOBRE EL LUGAR DEL DOLOR EN EL PENSAMIENTO DE NIETZSCHE,SEGÚN SANCHEZ-MECA, Y CIERTA DISCREPANCIA PROPIA AL RESPECTO. NIETZSCHE: LA EXPERIENCIA DIONISIACA DEL MUNDO Diego Sánchez Meca.Ed. Tecnos. Año 2005. Fragmentos pg 232-244 «El dolor y el placer desempeñan un papel fundamental en la configuración y consolidación de una
Bajo la techumbre que lo albergaba y reposando el cuerpo en una tumbona veía pasar lunas y soles; impávido e indolente se asemejaba más a una talla que a un organismo vivo. Su actitud no era arbitraria, sino una estrategia de protección contra ese exterior turbio e imprevisible que tanto le había lacerado. Por eso,
Acaso sea la soledad de mármol infranqueable, que incapacita para anudar lazos que templen, esa ausencia de calor vital lo que precipite muertes biológicas ante vidas ya inertes. Un cenotafio que aguarda al desdichado como destino apropiado y propio, habiéndose desvanecido en el abismo de la nada, sin nadie, ni com-pasión alguna. Solo el transeunte anónimo, desbordando
Si en el silencio cavernoso nos sobrecoge la guadaña y, extenuados de no oír a nadie más allá de los límites de nuestro yo, la hospedamos con un júbilo agrio, ¿será porque andábamos rebuscando el amparo de alguien compasivo que pudiera liberarnos? No todos podemos sostener un silencio prolongado que percibimos como un ninguneo que
Existo con la soledad hincada en el alma, en un fluir perpetuo entre olas agitadas que resguardo en mi desván interior. Me duele la carencia, el silencio de los otros que se torna indiferencia e ignorancia. Me exijo persistir, impostando una estabilidad que no altere un ápice a quienes se hallan en mi entorno. Mas,