Ayer, una persona muy especial para mí me preguntó: ¿si tuvieras que indicar en qué parte de tu cuerpo crees que estás tú, ¿cuál dirías? Desde una actitud filosófica ortodoxa respondería que cada individuo es su corporalidad, todo él es materia-cuerpo. Sin embargo, la pregunta me pareció que tenía, si cabe, más enjundia, ya que,
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La burocracia nos está asfixiando. Creo que cualquiera que lea esta afirmación no necesita que le proporcione argumentos porque se sentirá totalmente identificado. El intento de realizar cualquier trámite, no solo en la administración pública, ya que se está extendiendo como un virus, también en la esfera privada, es un acto de paciencia infinita y
Tan a la moda estaba que se hallaba en el abismo de la depresión y la ansiedad. Su cuerpo era un temblor infinito que percutía alrededor y alteraba la armonía ausente de su entorno. Abrumado por su modo de ser, por muy abundante que fuese, se sentía único, singular y aislado. Con tal de superar
«Todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera». León Tolstói (Ana Karenina) Este es el inicio de la gran obra de Tolstói que se ha popularizado, no sin una cierta dosis crítica. Aunque es un punto de partida, a lo largo de la novela aflora
Mi generación, la de los sesenta junto con los últimos de la década de los cincuenta, vivió el SIDA en primera persona. Fuimos los que desafiamos los puritanismos hipócritas y ejercimos -cada uno a su manera- la liberación sexual rompiendo con costumbres que parecían sagradas. La lucha por la igualdad de la mujer también en
Acabo de finalizar un artículo para una revista digital que ya veréis publicado. Lo relevante, y esa es la gran riqueza que una va incorporando a base de escribir, porque es en ese ejercicio que descubro y redescubro a otros y, por efecto bumerán, me reencuentro con lo que considero nuclear para mí, y para
La compasión ha sido objeto de repulsa por entender que compadecerte de otro lo debilita y victimiza. Esta es, en cierto modo, la crítica que Nietzsche realizó de lo que él catalogaba como compasión cristiana. Sin embargo, ya en otros artículos, he intentado recuperar el sentido no cristiano de este término recalcando que com-padecer es
Hay lágrimas plomizas que no resbalan, sino que se precipitan causando un ruido seco y agotado. Son las que se derraman ante una ausencia esquiva, porque no se muestra como tal. Es una pérdida sentida y raramente percibida. La soledad es la única que cobija y asiente ante esa insuficiencia, y el vacío se torna
“(…) La ignorancia se retira, a menudo, al santuario del silencio, el defectuoso encuentra ventajas callando, ya que el silencio lo transforma en un personaje misterioso. Además, hay que evitar hablar aún con más motivo, ya que un corazón sin secretos es una carta abierta (…)[1] Solamente quien posee conciencia de su ignorancia actúa con
Regreso al silencio oscuro de la noche en el que me afano por alumbrar progresivamente esa guarida íntima. Nada más que mis dedos artríticos, el teclado y yo. De fondo una sonoridad sorda que no es más que el eco interior. Instante tras instante, resintiendo, recuperando vivencias para aprehender ese secreto mío, que ni yo