La impotencia es una de las heridas del hombre moderno que genera una rabia incisiva contra un ente abstracto y difuso que es el denominado sistema. Porque, constatadas determinadas regularidades que dinamizan y permiten subsistir y desarrollarse a la referida y pesada estructura económico-social, el individuo se siente inmerso y naufragado en un gigantesco océano
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Se escabullen musitando entre los labios sujetos, verbos y complementos; todos ellos conformando hiperbólicas metáforas que tienden a enervar las emociones, la motivación y las creencias más estimulantes. Así, leer equivale, en este contexto, a edificar mentalmente un mundo deseable. Opera, de hecho, como un lenitivo que permite simular que ciertamente “vivimos”. No obstante, esta
Creemos decidir lo que hacemos, como conciencias independientes que se substraen del entorno en que se materializan, y cual aves que nos parecen revolotear a su antojo, nos asemejamos a su caprichoso vuelo. Pero, no nos apercibimos que esos aleteos son necesidades imperiosas de avechuchos mediocres que circunvalan lo dispuesto, de igual manera que nuestras
“(…) Él decía (J.FY.Fréhaut) que el aumento del flujo de información en el seno de la sociedad era en sí, algo bueno. Que la libertad no era otra cosa que la posibilidad de establecer interconexiones variadas entre individuos, proyectos, organismos, servicios. Según él, la libertad máxima coincidía con el máximo número de elecciones posibles. En
Slavoj žiŽek, basándose en un texto hegeliano del cual extrae la figura del “Amo”, que para mayor claridad deberíamos entender como un “líder”, afirma como única vía de emancipación: “Un auténtico Amo no es un agente de disciplina y prohibición. Su mensaje no es ”¡No puedes!” , ni “¡Debes..!”, sino un liberador “¡Puedes!”. Pero “puedes”
La libertad de expresión es uno de los derechos civiles básicos de una Sociedad democrática, pero no solo porque permite al individuo manifestar su opinión respecto de cualquier cuestión, sino porque la democracia debe garantizar que esta libertad se ejerza con respeto. Actualmente, tendemos a confundirla con “decir lo que me dé la gana” y
Inmersos en un devenir perpetuo que no concede descanso, nos transformamos en autómatas que reaccionan al alud de intensos estímulos, de origen privado o público. Esa sutil confusión que la manipulación de las nuevas tecnologías ha suscitado entre la intimidad y la libertad. Sin duda, para confundir lo relevante con la esfera emocional e intervenir
Si Pitágoras ya vislumbró en su teorema sobre el triángulo rectángulo una relación de proporcionalidad, fue porque debería por justicia y armonía reinar tal equivalencia en el mundo, como microcosmos. Pero, más allá de las teorías matemáticas o geométricas, de tantos, ni observamos proporcionalidad, ni equivalencias, ni por tanto justicia alguna, porque hace ya que
“…solo aquel que está marcado por la legitimidad empírica siente la necesidad de liberarse de ella. La causalidad es entendida, reconocida y establecida por la libertad. El criminal no reconoce la causalidad, quiere quebrantarla: quiere quedar libre de repente, por ejemplo, de una joroba de una cojera: en tan escasa medida reconoce el hecho. Solo
Nunca dejaremos de avanzar centrifugándonos en lo posible, dejado atrás, como alternativas quizás mejores que a las que dimos existencia. Es ese rumor nostálgico y un algo melancólico que sostenemos para cerciorarnos de que lo nuestro fue una elección.