Nos disponemos a despedir un año más, en esa línea figurada del tiempo. Antaño era un acto claramente festivo, vivido desde la convicción de que conforme avanzaba el tiempo progresábamos y mejorábamos las condiciones de vida de los humanos. Así, finiquitar un año dispara en nuestra imaginación que, o hay males que ya se acaban,
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La existencia de todo ser humano, que ha tenido una vida mínimamente digna, se adentra tras su culminación en un estado de decadencia física que forja otra mirada o perspectiva. Es un momento de regreso, resignificación, asimilación de cuanto hemos experimentado, hecho o lo que decidimos no hacer. Establecer una edad en la que esto
La sociedad puede no regular el derecho a la Eutanasia, pero la voluntad de acabar con la propia vida permanecerá inalterable. Es aquello de que la libertad reside en la autonomía de la voluntad y que las legislaciones externes pueden impedir en determinadas circunstancias acciones pero no modificar el querer. Durante años la eutanasia se
Una vida digna es aquella respetada por igual en todas las personas; no mereciendo mayor valor unas u otras en función de las circunstancias sociales o económicas. La dignidad es pues un valor intrínseco a la vida que ningún otro puede poner en duda. Tan solo, el sujeto viviente puede enjuiciar si su vida es
El humano es la quiebra de la arrogancia, como entes sometidos a ese mundo que anhelamos dominar, acabamos siendo carencia porque nada nos satisface. Desatendiendo a los propios límites, el fracaso nos atiza con un látigo de realismo para que nos reconozcamos nimios, insignificantes vivientes que bracean por no hundirse en la nada; esa que
Ser prudentes no es solo una virtud, sino una exigencia adaptativa consistente en preservar un cierto grado de sospecha vital. Porque quien tantea lo que le rodea, para ponderar lo que sucede, debe poseer la habilidad de dudar de lo verosímil y ejercer un intenso escrutinio sobre lo que se muestra diáfano. Esta perspicacia previene
Ensamblados en un muro, como la robusta madera inerte, se hallan los rostros de los que van a morir, el cuerpo tiritando víctima de sus descargas neuronales que han enloquecido, entre la contradicción de provocar la reactivación motora de los miembros o la parálisis prudente de estos, por si en el último microsegundo los verdugos
La especulación es, en sí misma, un ejercicio estéril porque de ese esfuerzo no se deriva ninguna conclusión nítida, certera, ni tan siquiera un cierto grado de convicción. Partiendo de opiniones –que no conocimientos más o menos ratificados- edificamos un entramado de surcos que nos llevan a la confusión desesperante. No obstante, los humanos tendemos
Ayer finalizó el día con un triste noticia de esas reiterativas que parecen dejar impertérrita a la clase política, afanados en su ansia de llegar al poder. Un hombre ya mayor, poblado de canas en las zonas donde la calvicie no había hecho mella, tras treinta años de acompañar y cuidar de su esposa, aquejada
Maldecimos la existencia que impía nos apremia a vivir, no parasitar. Y este requerimiento del que nos lamentamos nos muestra, quizás ambiguamente, como seres carentes de la voluntad, del denuedo inapelable para concluir la única alternativa que nos dignifica ¿Qué sentido tiene pues, denegar el deseo de morir a quien no puede culminar una existencia