Isaac lleva la impronta del sacrificio en la frente, por voluntad divina, caprichosa y exigente al demandar el filicidio como condición de lealtad. A eso lo denominaría esclavitud, ceguera y anulación del juicio.
Pero el nombre de Isaac quedó emparentado con la figura del que se sacrifica para ligar con fidelidad, para crear lazos inquebrantables que reconozcan el lugar y la honestidad de cada quien.
