La escritura nos permite traspasar los límites que en la existencia no somos capaces de traspasarlos. Esta impotencia puede tener diversas causas: no considerar licito hacerlo, tener miedo a cruzarlos, no poseer la claridad suficiente para discernir si queremos o no cruzarlos. Sin embargo, la literatura es ese ámbito en el que la libertad de
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Nuestra vulnerabilidad es directamente proporcional a la falta de auténticos vínculos porque, allí donde nuestra fragilidad se muestra, son muchos los rapaces que acudirán a descarnarnos. Solo arropados por la fidelidad de los que viven con y por nosotros nos libraremos de los crápulas que se sustentan del destrozo ajeno. Todos somos vulnerables, tengamos conciencia
Entrada publicada en agosto de 2018, revisada. Solo en el silencio murmuran los quejumbrosos gemidos de la orfandad de sentido. Acaso, sea el ruido la fuga más común de los que carecen incluso de conciencia del trágico desatino de existir. Neutralizando el estruendo aumentamos el riesgo de renunciar a ser, por ello entronizamos un sistema
En pie, con los brazos estirados y con un ángulo de obertura que parecían querer absorber el horizonte, me hallaba acariciada por el aire, ese purificador que parece renovarnos. Sintiendo como toda la ponzoña acumulada en mi piel era arrastrada hacía la lejanía. Y en ese estado onírico, dudo de su autenticidad, me vi rodeada
Un mazo desplomándose despiadadamente sobre la testa, sin herirla ni desangrarla. Un impacto simbólico sobre la consciencia, que la remacha hasta la iniquidad, desarmándola, despojándola de toda artimaña de defensa, para dejarla inerme y a la intemperie. Un brazo invisible – ¿anónimo quizás? – que mangonea hábilmente esa clava para pulverizar, irreversiblemente, la posibilidad de
Hay arañas que tejen su tela en cerebros mutilados. Su carencia de actividad neuronal es añeja y la laboriosidad paciente y constante de aquellas percute en esas zonas inertes. Sin sinapsis, ni transmisiones electroquímicas se inhiben emociones, razonamientos, ideas y los arácnidos se ceban como termitas ansiosas en el marasmo neuronal. Este tipo de individuos
Esos instantes, tan infinitos como abundantes, en los que se paraliza la percepción interior del sosiego coadyuvante a la supuesta madurez, se volatizan logros, heridas cicatrizadas y todo cuanto alardeábamos haber cobijado y lacrado. Acaso sea la ignorancia de lo propio y ajustado lo que nos precipita, sin advertencia, y nos arrincona atónitos en el
La neblina espesa de los ojos me impide ver, pero no mirar insistentemente con el afán de desmenuzar lo que ante mí acontece hasta cosechar una moltura casi polvorosa. Así, desgranado átomo por átomo cada suceder, lo retengo, me lo apropio a la espera de que la bruma se evapore y la vista puede ejercer
La certeza se filtró por los poros de la impotencia, tal como un fluido se expande libremente sin posibilidad de encapsularlo en un perímetro de seguridad. Así, sin apercibirnos de la inconsistencia de las afirmaciones proferidas, creíamos avanzar en busca de un horizonte rigurosamente perfilado. Ufanos, engreídos, boceábamos verdades por doquier que ratificaban nuestra condición
Aquello que se nos desvela por la fuerza de las pulsiones puede generarnos contradicciones, rechazo y autocensura que exigirá, por lo tanto, el esfuerzo de vivir, de resistir, como si nada supiéramos. Pero esta posibilidad no es más que una falacia apaciguadora que nos permite soportarnos y que se va desmoronando conforme esas pulsiones se