El adolescente, el que adolece, no percibe lo recibido, porque su estar solo le permite detectar la carencia. Solo cuando, contemplándose en el espejo, vea su proyección enriquecida, sea capaz de rebuscar de dónde obtuvo tales dádivas y dones.
DISQUISICIONES DESDE EL ABISMO
El adolescente, el que adolece, no percibe lo recibido, porque su estar solo le permite detectar la carencia. Solo cuando, contemplándose en el espejo, vea su proyección enriquecida, sea capaz de rebuscar de dónde obtuvo tales dádivas y dones.