Hay lágrimas plomizas que no resbalan, sino que se precipitan causando un ruido seco y agotado. Son las que se derraman ante una ausencia esquiva, porque no se muestra como tal. Es una pérdida sentida y raramente percibida. La soledad es la única que cobija y asiente ante esa insuficiencia, y el vacío se torna infinito, rabiosamente doloroso.
En esas circunstancias, la persona implosiona y se desparraman vísceras sanguinolentas, órganos destinados a atrofiarse que permanecen en el interior, sin que nadie pueda apercibirse. La piel fortalecida contiene toda la ponzoña, y la interioridad horadada es esa vacuidad infinita.
Hay plomo que son, en realidad, lágrimas.

Me encantó. Es una imagen bella de un dolor y de la esencia de su lágrima. Me haces revivir una emoción y su sentimiento. Gracias.
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Gracias a ti por tus palabras y por leerme!!!!
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