A las Bibliotecas.

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Estoy en una ciénaga oscura lidiando con mis fantasmas. Intento con todo mi afán elevar un pie, y observo lívida cómo cuelga el fango robusto sin dejarme salir ni cortar esa cuerda gruesa que me tiene atrapada. Pruebo con el otro pie, obteniendo el mismo resultado: una prisión que parece estar abierta, pero la posibilidad de salir de ella es falaz.

Algo así nos pasa cuando nuestra mente se halla recluida produciendo obsesiones, paranoias y angustias de las que no podemos desvincularnos. Es una mente cerrada, como el pantano. Necesita ser licuada, oxigenada y depurada de nosotros mismos para dejar de ser nuestro propio verdugo. Anhelamos, sin saberlo lo Otro, todo lo que no es nuestra psique, para que esta pueda liberarse de su propia trampa.

Entre lo Otro, existen unos objetos con los que guardamos una extraña relación. Su ser es abrirnos perspectivas, conocer otras vidas, otros dilemas, sin embargo, los ignoramos porque nos exigen el esfuerzo de ser leídos: los libros.

Eso que hacemos parece estúpido, ya que más costoso era intentar salir de la ciénaga y lo procurábamos con toda la musculatura de nuestro cuerpo. La lectura implica un cuerpo reposado, una mente serena y dejarse seducir por las palabras que transforman, porque ellas van mutando su significado. El esfuerzo, paradójicamente, consiste en la no resistencia. Dejarnos penetrar por la vida del otro que se halla tras las frases, las historias, y después tomar distancia. Repensar lo leído y sentir el cambio que una lectura puede provocar en nosotros. Lo libros son nuestros mejores amigos, no demandan demasiado y lo dan todo.

Podemos acudir a su casa, las bibliotecas, sin ser previamente invitados, porque su puerta está siempre abierta; no hay trampa; no hay apariencia engañosa. Reposemos en ellas cuando el pantano mental nos angustia, nos tiene apáticos, impávidos y vibremos nuevamente con el libro que instintivamente nos atraiga. Reposemos en la lectura y cuando salgamos de la biblioteca, planteémonos: ¿Cómo no nutrirnos de las experiencias ajenas para poder desarmar nuestros líos mentales y recomenzar con las ruinas que nos queden? Esto es un reto o un desafío.

Plural: 6 comentarios en “A las Bibliotecas.”

  1. Hola Ana.
    ¡Muy buena invitación! «Dejarnos penetrar por la vida del otro que se halla tras las frases, las historias, y después tomar distancia. Repensar lo leído y sentir el cambio que una lectura puede provocar en nosotros.» Eso es exactamente el disfrutar la lectura, un maravilloso viaje inacabable.
    Gracias y saludos. Marlen

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