Hoy se conmemora el día de los inocentes, una narración evangélica en la que el Rey Herodes manda asesinar a todos los niños nacidos en Belén:
“Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: «Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen.»
Evangelio de Mateo 2, 16-18
Esta tradición que ha ido perdiendo relevancia con el tiempo consistía, curiosamente en gastar bromas a otros con la intención de que se creyeran una falsedad, y posteriormente mofarse de él y gritarle: INOCENTE. Cómo una matanza de niños derivó en ese ritual la desconozco, aunque me parece bastante ilustrativa de la condición humana.
La cuestión es que hoy podríamos preguntarnos: ¿Quiénes son los auténticos inocentes? La respuesta obvia es que todos aquellos niños palestinos que en un futuro pueden convertirse, según el relato de Israel, en futuros terroristas. Más aún si tenemos presente el genocidio al que está sometido el pueblo palestino ante la pasividad y complicidad, por ende, de la comunidad internacional, y el profundo e irreparable dolor que ese exterminio dejará en los supervivientes -si queda alguno- de vengar esas muertes gratuitas llevadas a cabo sin escrúpulos. Parece que el espacio geográfico no ha variado desde aquella matanza ordenada por Herodes. Ahora, en lugar de judíos, son palestinos. ¿Esto no le hace cuestionarse nada al gobierno de Israel, cuyo Estado surge por decreto de la ONU a raíz del holocausto nazi? ¿No se está comportando el gobierno como un partido nazi?
Desgraciadamente, la lista de inocentes sacrificados se extiende a lo largo del planeta, con guerras sangrientas en las que son asesinados civiles[1]. Nadie puede afirmar ya, creo, que la muerte de civiles no es un objetivo prioritario de ninguna guerra, por muchas palabras escritas en convenciones internacionales que son. Al fin y al cabo, papel mojado.
Los inocentes son los que sin capacidad ni voluntad de agredir a nadie son masacrados para amedrentar a toda la población y menoscabar el ánimo del ejército contrario.
Con relación a los conflictos armados, podríamos afinar quien merece ser calificado de inocente. Sin embargo, la pregunta que debería perforarnos la conciencia a los que estamos supuestamente al margen, es ¿hasta qué punto somos nosotros inocentes?
La actitud que mantenemos, por un sentimiento de impotencia que se nos agudiza por muchos factores, de pasividad absoluta, nos guste o no, también nos hace cómplices. Podríamos llenar las calles diariamente de manifestaciones para presionar a las instituciones internacionales y estatales, pero de alguna manera el sistema en el que estamos inmersos nos conforma para que, ocupados por nuestra propia supervivencia, en una competición entre unos y otros, por los mejores trabajos, viviendas dignas, y disfrutar de un nivel de vida que nos inyectan en vena, como si fuese el “normal”, mediante la publicidad en los medios de comunicación -que son ahora muchos y diversos- no dispongamos de tiempo para ocuparnos de los Otros -los auténticos otros- que nos reclaman, nos suplican auxilio, el cual, a menudo, no llega hasta nosotros. Somos, aparentemente, la otra cara de la moneda. La única que se deja ver en su hipocresía y falsedad.
Y, en la medida, en que somos la otra cara de la moneda, pongamos cruz, podríamos haber nacido en la cara del terror y la muerte. Claro que, algunos dirían que en el fondo no serían ellos mismos. Puede ser, pero tener conciencia de que nuestras condiciones de vida son en nuestra existencia una arbitrariedad o casualidad podría hacernos sentirnos más próximos a los que cayeron en el sorteo del lado equivocado.
Entiendo que hoy, en lugar de gastar bromas, podríamos revisar nuestras conciencias e intentar ponernos en el lugar de todos esos pueblos que están en guerras interminables e indiscriminadas. Y, en particular, el pueblo palestino, porque Jesús era un judío palestino, aunque ya sabemos cómo acabó, con la complicidad de los mismos judíos.
[1] https://www.bbc.com/mundo/articles/cprpn7re7dxo#:~:text=Junto%20a%20la%20guerra%20entre,%2C%20Myanmar%2C%20Nigeria%20y%20Siria.

Compañera no se ponga tensa…Herodes sobran, baste ver la lista de Forbes, el Pentágono, El Kremlin ( como en los viejos tiempos…. suspira Kissinger desde el infierno), son olvidar a los IDF celebrando en Gaza…¿inocentes?…siempre habrá algunos millones por allí para sacrificar… No sé qué trama mi otro Yo, pero no me dió tranquilidad alguna, sorry…besos al vacío desde el vacío
Me gustaLe gusta a 1 persona
Herodes sobran, inocentes multitud
Me gustaLe gusta a 1 persona