SANT JORDI 2024. Novelas filosóficas. Ana de Lacalle.

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“XII, – Desde que convivo con la conciencia de que existe ese otro yo vulnerable, dañado, condenado y rabioso que nadie atendió, me planteo si esquivarlo o hacerlo emerger a traición es la estrategia que se merece. ¿Puedo tratar a ese yo desgarrado y sesgado de mí misma con el hiriente ninguneo que ya ha sido detectado, despreciado y mitigado por los otros? Pero eso tampoco sana, y resulta absolutamente kafkiano que me retuerza como una serpiente, para que mi yo, que lucha por emerger de la tragedia, abrace, consuele y sane al yo que se tornó en zombi del terror de vivir. Estaríamos solas, y fácilmente podría sucumbir al mordisco fatal que me llevaría a las tinieblas para romper esta disociación que ahora me da vida. Una dualidad que puede mostrarse como patológica y ser interpretada como una fase psicótica de mi trastorno, aunque a mí se me antoje una estrategia útil de distanciamiento del zombi que me busca incesantemente, con el fin de desintegrarme para siempre. Intuyo que hemos hecho un avance, o quizás la locura esté brotando con toda su virulencia, pero identificar ese otro yo, el zombi que hay en mí, siento que me ha abierto un nuevo sendero de indagación y comprensión.”

https://editorial-adarve.com/editorial/libro/hibrido/

“Aquí, hemos intentado establecer una condición sin la cual no podemos afirmar que el existir se ha ido transformando en vida, a saber, esa que el sujeto considera digna y deseable. La ambigüedad sigue obviamente presente en este intento de clarificación de términos, pero quizás podemos admitir que, sea como sea, una existencia es digna de ser vivida si el sujeto la valora como deseable, estimulante, a proteger y mantener. Porque la percibe vivificada; no se resigna a dejar transcurrir el tiempo padeciendo un “sin vivir”.

Y este es el quid de la cuestión en la narración, sazonada de intriga, monólogos perturbadores y la voluntad de plantear cuestiones actuales, nada evidentes, que nos induzcan en esa actitud de vivir, sea por los motivos que sea, y no solo existir. Pero también asumiendo que existimos, para vivir; y que si eso no es posible tenemos el derecho y la posibilidad de abandonar y zanjar esa condena sartriana que exige ejercer la libertad y por ende la responsabilidad siempre de decidir, sea por acción u omisión.

Cuanto aquí se narra es ficción, pero no por ello irreal. Las circunstancias y condiciones que llevan a un humano a situaciones límite, que le obligan a la toma de decisiones arriesgadas, pueden ser muy variadas. Pero lo relevante sea quizás no la decisión en sí, sino la elección de los criterios a partir de los que nos inclinamos a actuar en un sentido u otro.”

La autora

Una reflexión novelada sobre el mal, su origen y la responsabilidad que cada uno tenemos en el mal que nos hacemos los unos a los otros.

“Siempre que había barruntado sobre el mal en esas noches de libertad en las que mi cuerpo yacía sobre esa yerba esponjosa, creía que este procedía de un mal anterior. Ahora, tras todo lo vivido, he retomado mis disquisiciones sobre la naturaleza del mal porque ¿cómo es posible que quienes no parecen haber cometido mal alguno sean víctimas reincidentes de este? Por el contrario, quien vierte el mal con inquina sobre otros parece poseer el poder ilimitado de la reincidencia, sin que nada ni nadie los detenga. ¿Hay mal en sí? O solo aparece encarnado en verdugos y víctimas. ¿Es esta dualidad tan nítida?”

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