La creencia de que estamos predeterminados a ser o hacer algo es eso, una creencia, nunca, en consecuencia, certeza alguna. Este determinismo implica solapar una explicación a un sentimiento que es contrario, el que nos sentimos libres. Si estuviésemos predestinados, si nuestra existencia estuviese escrita, seguiríamos moviéndonos por una conciencia de libertad, desde el momento en el que tomamos o creemos tomar decisiones. Esto nos lleva a pensar que quizás deberíamos aplicar la navaja de Ockham[1] y concluir que si nos sentimos libres no es relevante si lo somos o no, porque nuestra existencia se desarrolla como si lo fuésemos.
Si nos detenemos en el período final de la vida de un individuo, aumenta la tendencia a pensar en el pasado y constatar qué hizo, y si podía haber decidido y actuado de otra manera, la conclusión a la que se llega es que siempre pudo hacer otra cosa, aunque estuviese coaccionado, presionado. Una parte de las decisiones fueron asumidas como propias y, en otras sintió una fuerte intimidación para llevarlas a cabo; pero sea como sea, la convicción a la que se llega es que poder, podíamos haber actuado como lo hicimos o bien de manera distinta.
Esta constatación nos induce a pensar que los humanos vivimos como si fuésemos libres y, de facto, es beneficioso porque sentimos la responsabilidad de nuestras decisiones y cómo afecta a los otros. Sin esta constatación la moral carecería de sentido, y cualquier reflexión ética aún más. Sería pues un subterfugio para liberarnos de nuestra responsabilidad ética, y actuar bajo la legitimidad de un destino escrito que no podemos demostrar.
[1] El profesor de filosofía Carlos Javier González Serrano lo explica así: “Lo que dice la navaja de Ockham es que hay que desprenderse de todo lo superfluo y quedarse con lo más sencillo a la hora de resolver un problema”.

Es un tema que siempre me interesó. Gracias por compartirlo:)
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Un artículo excelente. Lo material parai es superfluo. Hoy en día la gente solo se fija en las marcas tanto de ropa, como de tecnología, coches etc. Hay obsesión por querer tener más. Con lo simple que es vivir con lo que uno tiene. Pero si lo pensamos fríamente, cada cual tiene derecho a tomar sus propias decisiones, y ahí entra la ética de cada persona. Un abrazo
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