Tormentas y tempestades.

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IMAGEN: NATIONAL GEOGRAPHIC ESPAÑA

Un acontecimiento es una irrupción en el devenir del mundo que habitamos. No todo acontecer es emancipador; a veces el acontecer es un desgarro visceral que produce una rotura de vínculos, afectos, lealtades. Restamos como lerdos con las entrañas fuera, susceptibles de ser dañados por el soplo más ínfimo que podamos sentir. Como merluzos sin juicio, ni criterio, inmersos en una hecatombe imprevisible -por nuestra idiotez- acabamos enjuiciados como cómplices de acciones depravantes de otros. Esos otros, entre los que están los agentes de la acción y los que consienten. Sin embargo, los lerdos no sentimos que tengamos enemigos, sino aquellos que siendo víctimas directas o indirectas demandan justicia.

El aire se torna irrespirable, porque te han contaminado el oxígeno; se te saturan los pulmones del alma y persistes en un ahogo indescriptibles. Y experimentas la necesidad de que te asistan con un nebulizador que aplaque la asfixia. Ésta solo puede ser aplicada con un interlocutor con quien puedas volcar la tempestad de emociones contradictorias que te asolan, pero es aquí cuando te advierten de que el silencio evitará que la falta de aire para respirar sea aún mayor.

Entonces te acecha también el miedo, y entre la repugnancia, el enojo, la culpa que te endosan y el miedo que, sutilmente se escampa por doquier, sientes que vas a implosionar, y que todos tus órganos quedarán destrozados, sin que nadie pueda apercibirse desde el exterior. Como si nada te hubiese afectado, casi como prueba fehaciente de que eras cómplice de la barbarie.

Ahora, te sientes atrapada por un funcionamiento propio de una secta, en la que se impone una versión oficial y quien se distancie de ella quedará, por traidor, condenado al desprecio.

¿Quién me preguntó si yo quería participar de ese entramado de engaños hipócritas? ¿Quién duerme tranquilo por las noches, de los que han cometido las atrocidades y de los que las han encubierto y permitido? Solo esta atmósfera en la que me he visto envuelta me dificulta respirar, dormir y vencer esos pensamientos intrusivos que me acechan como castigo, penitencia. ¿Seremos los reos los idiotas? Probablemente, la idiotez comporte purgar las culpas ajenas.  

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