Manifestaciones del NosOtros.

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No pertenezco a sitio alguno, aunque sé cuál es mi lugar. Un conjunto de conexiones similares a una red de pájaros, rala, espaciosa y elástica siempre en religación con los elementos nuevos que acuden. Ahí me hallo, cultivando la sensibilidad necesaria para notar la presencia de otros que siguen desligados del mundo, o, por el contrario, para captar las manifestaciones del NosOtros allí donde se debate y palpita la vida de manera inhóspita.

La infinita hilera de humanos que espontáneamente acudieron, y siguen haciéndolo muchos de ellos, a las tierras valencianas a paliar el sufrimiento de los afectados por las riadas. Antes de que el pesado aparato de la administración pública tuviera la decencia de apercibirse y actuar. Ahí, hay una red de humanos en el que los Otros son tan prioritarios como uno mismo, y están dispuestos a compartir no solo las fiestas falleras, sino la tragedia inimaginable que asoló aquella zona.

Esas asociaciones o entidades que crean red con los excluidos y aportan color a sus vidas, al sentir que su vida vale, y que pueden participar, interactuar con otros.

El NosOtros existe ya, no porque haya un conjunto de filósofos, poetas o artistas que se han agrupado en vistas a la transformación del mundo, desde esas posiciones con más posibilidad de visualización, sino en muchas manifestaciones a lo largo del planeta en las que esa red comunitaria está funcionando, es algo vívido, materialmente real.  Tal vez, la función de la Red sea realzar, aludir incesantemente a esas realidades que, sean conscientes o no, son manifestaciones singulares de ese espíritu comunitario en el que todos ponen al servicio de los otros lo que son, lo que poseen; y reciben, sin esperarlo, mucho de lo que ellos, sin saberlo, carecen.

Quizás la Red ( https://rednosotros.com/ ) sea la máscara de las auténticas redes y, porque es máscara, lo que representa es aún más real. Expliquemos, compartamos, difundamos la Red siempre para visualizar las que ya se han manifestado y en las que los Otros son, al menos, tan valiosos como uno mismo.

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