La “Flotilla de la libertad” y la pasividad de la comunidad internacional.

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Ayer partieron del puerto de Barcelona veintidós barcos con ayuda humanitaria a Gaza, que se concentrarán con otros tantos en Túnez, para intentar romper el cordón humanitario impuesto por Israel, sobre todo para que la ayuda que está allí hace meses de pueda tener acceso y socorrer a los palestinos que viven en el gueto, aislados, impuesto por el gobierno de Israel.

Esta acción conjunta de ciudadanos de más de cuarenta y cuatro países es el resultado de la pasividad, de facto, con la que la comunidad internacional está presenciando el genocidio del pueblo palestino por parte de Israel. Gracias a la generosidad de activistas renombrados, artistas y algún político, se ha conseguido que esta acción haya tenido, de entrada, resonancia internacional. Sin ésta, toda acción que pueda realizarse cae en el vacío, la ignorancia y pasa como si no hubiese existido. Las redes sociales están jugando un papel decisivo para que los ciudadanos, al margen de los gobiernos y los medios de comunicación comprados, puedan convocarse, organizarse y saber que son muchas -nunca suficientes- las personas que están gritando NO a un genocidio que nadie puede decir que desconoce. Si en la II guerra mundial, a los alemanes se les llegó a considerar cómplices -injustamente- de cuanto llevó a cabo el gobierno nacionalsocialista de Hitler, ahora sí que podemos afirmar que todos los estados, organismos internacionales lo son, en la medida en la que más allá de las palabras de condena, no se ha hecho nada. El resto de los ciudadanos, intentamos no considerarnos cómplices porque la impotencia nos abruma. Sin en embargo, sí podemos hacer cosas que tengan repercusión como las que ya adjunté a propuesta de organizaciones que apoyan al pueblo palestino – https://rescop.org/bds/como_apoyo_pueblo_palestino/ -. También es importante que si podemos acudamos a manifestaciones, protestas, ya que estamos en sociedades en las que lo que cuentan son las cifras, y si no hay un apoyo numérico significativo los estados no sienten la presión por parte de la ciudadanía.

Dicho esto, somos conscientes, y los que van en las flotillas en nombre de muchos, aún más, de que Israel no va a permitir que desembarquen ni mucho menos que abran ningún pasillo humanitario. Entonces, los estados de los activistas que navegan por aguas internacionales con las banderas de sus países son responsables de velar por esos ciudadanos que sin incumplir la ley son detenidos, retenidos y despojados de cuanto lleven. Otra violación del Derecho Internacional que en esta ocasión va a afectar a cuarenta y cuatro países del mundo. Si los estados no intervienen por iniciativa propia, la flotilla es una manera de obligarlos a poner un límite al absoluto libertinaje de Israel que hace lo que quiere y cuando quiere.

Por cierto, esto no va de antisemitismo, quien no lo entienda que lea, que es abre la mirada y da amplitud de perspectivas. No dedico una palabra más a esta cuestión.

Ojalá el esfuerzo de los que van en la flotilla de algún resultado que consiga parar ese genocidio televisado, porque el progreso es lo que tiene, que el de los nazis u otros no los vimos, pero este en gran medida sí.

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