Si entre miradas, se nos desvaneció el pálpito que nos entrelazaba, no fue la mala fortuna, ni las adversas circunstancias, sino un cúmulo de cobardía atenazando las ganas, y un conformismo absurdo que nos somete a sobrecargar con falacias.
DISQUISICIONES DESDE EL ABISMO
Si entre miradas, se nos desvaneció el pálpito que nos entrelazaba, no fue la mala fortuna, ni las adversas circunstancias, sino un cúmulo de cobardía atenazando las ganas, y un conformismo absurdo que nos somete a sobrecargar con falacias.