Ante la exigüidad casi congénita de los excluidos se alza la indiferencia de los poderosos, que como tales imponen su sistema sin resistencia. Pero, simultáneamente se sonrojan los rostros de quienes creen verbalizar la injusticia, conscientes de la parvedad de sus palabras. De la lucha decadente pretenden hacer el estigma de las actuales generaciones, acaso