Veo, atemorizada, cómo planean murciélagos sobre mi cabeza. Siento miedo de que alguno enrede sus garras en mi cabello y me arrastre millas, sin que las fuerzas me lleguen para zafarme de él. Son una clara advertencia de que lo interior se ha exteriorizado y se ha convertido en delirio persecutorio. Todos tenemos algo pendiente,
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IMAGEN: Gustave_Courbet_-_le_desespere_1843 La desesperación es un pozo en el que braceamos para no morir ahogados. La única posibilidad de salir es, o nos parece que es, el braceo acelerado, mal acompasado e ineficaz; por eso muchos se hunden. Sin embargo, si conseguimos conservar cierta frialdad ante los infortunios, podemos llegar atisbar otras vías de escape:

