Ceder a los impulsos no es debilidad, sino una exigencia merecida para quienes llevan reprimiendo su sentir largo tiempo, ante la desatada descarga de pasiones ajenas, sin ningún pudor ni respeto.
DISQUISICIONES DESDE EL ABISMO
Ceder a los impulsos no es debilidad, sino una exigencia merecida para quienes llevan reprimiendo su sentir largo tiempo, ante la desatada descarga de pasiones ajenas, sin ningún pudor ni respeto.