El brote de la locura, no la lúcida sino la de descentramiento, se detecta cuando las emociones que lo embargan le son ajenas, extrañas –aunque muy propias tal vez- y no se reconoce en la tiranía de esas exigencias emocionales.
DISQUISICIONES DESDE EL ABISMO
El brote de la locura, no la lúcida sino la de descentramiento, se detecta cuando las emociones que lo embargan le son ajenas, extrañas –aunque muy propias tal vez- y no se reconoce en la tiranía de esas exigencias emocionales.