En ocasiones resulta tedioso afrontar nuevamente la crítica de textos publicados, que resulta un fraude, pero que funcionan en el mercado como libros divulgativos de prestigio, hasta el punto que pasan a formar parte de referencias más ilustradas. Quizás sea el cansancio de constatar que lo evidente, para los que debería serlo, se ha desvanecido como una amnesia colectiva. O que mi criterio de evidencia se desliza en el ámbito de los ignorantes o locos.
Continuo atónita ante la difusión y el eco del “pensamiento plagiado” de Byung-Chul Han en microensayos, editados en panfletos por la editorial Herder y supervisados por el profesor Manuel Cruz, que rebozado de un lenguaje impactante y talvez nuevo, no muestra nada distinto que no haya sido objeto de crítica y análisis por Vattimo, Lyotard, Lipovetsky y Bauman. Llamadme loca, ignorante o delirante.
