El coraje de decir No, se adquiere desprendiéndose del miedo a lo ajeno. Aquello real o imaginario que emana exigencias de lealtades infinitas y acaba apisonándonos el alma. Aprender a responder con un No, ante demandes insaciables o indignas, o simplemente contrarias a nuestro querer, es el acto más elevado de afirmación de la propia identidad y de los límites entre lealtad y la sumisión.
Decir No.
Etiquetas: lo propio y apropiado
Publicado por Ana de Lacalle
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