El duelo, esa aflicción y sufrimiento que sustituye la pérdida, tiene su necesidad de ser y su tiempo. Quizás, cuando podamos nutrirnos de la vida y sentir que está presente ahí, la persona amada, dejaremos de hundirnos en la culpa para volver a vivir. Siempre estamos en deuda con los demás y ésta urde celadas para que seamos reos eternos. No obstante, si algo aprendimos es que la búsqueda interior es clarificadora, y eso ayudó a Jano en las peores circunstancias, que no son las nuestras.
El duelo es un estrecho camino que hay que transitar para reencontrase con la persona añorada y con uno mismo, ese que se es ahora, pero que sigue manteniendo la esencia de quien se era.
