La extrañeza de una madre primeriza desbordada de un amor insólito que se derrama licuado con la Leche que amamanta a su bebé. Y esas lágrimas, que llueven en ese acto de ternura inefable, como un gorgoteo infantil del corazón de esa madre. ¡Cuánto se puede querer! Y continúa suspirando de fascinación.
-para Cristina-
