La dicotomía entre lo sucedido y lo relatado quiebra al sujeto con una disociación enervante, debilitadora y desestructurante que reiterará, sin daño aparente, mientras se efectúe de forma inconsciente. Eso sí, adoptando actitudes poco satisfactorias en relación a lo que espera del entorno. La aprehensión de la disociación mencionada agrieta la estructura emocional abriendo una crisis de duración imprecisa.
