El tiempo debe seguir su curso inalterable, mientras lo que sentimos que acontece lo desencaja porque no tiene cabida tanto en tan mínimo instante. Así, nos atropellan y desbordan, un huracán de sucesos que ya no discernimos si son ciertamente hechos, o emociones sustanciadas. Parecemos náufragos en un mar turbulento y túrbido que no es, sino el vómito mental de un trágico momento.
Ahogados
Publicado por Ana de Lacalle
Escritora alacallefilosofiadelreconocimiento.com Ver todas las entradas de Ana de Lacalle
