«Esos jóvenes de Ripoll» por Marina Garcés

Un comentario

Afirma Marina Garcés, en el pregón de la Mercè 2017, refiriéndose al atentado terrorista del 17 de agosto en Barcelona y Cambrils: “Todos llevaremos en nosotros una ausencia dolorosa, la de las personas que no volverán nunca más a Barcelona ni a sus fiestas, y junto a ellos, también, la de unos jóvenes de Ripoll que tampoco estarán y sobre los cuales siempre tendremos la duda de si realmente querían morir matando, como hicieron.”

Señora Garcés, siento profundamente que, corriendo los tiempos que corren para la filosofía, haya sido usted tan poco competente de no saber distinguir lo que se denominan los planos del discurso, y de paso dejar nuevamente a los filósofos como unos iluminados.

Un pregón popular que escuchan millones de personas no es un escrito filosófico. Si usted afirma que los terroristas –deje que use el lenguaje ordinario para referirme a esos jóvenes de Ripoll- nos dejan la duda de si “querían morir matando”, solo puede despertar la hilaridad, la perplejidad de todo el que vio a la furgoneta arrasando personas, entre ellas a niños recuérdelo, por las Ramblas sin ninguna piedad o el coche de Cambrils intentando invadir el paseo marítimo y, viendo que no, sus ocupantes bajando armados de cuchillos para acabar con cuantos viandantes pudiesen. Entiéndame, en el plano de los hechos y del sentido ordinario del término querer, resulta obvio que sí querían porque si no lo fingieron muy bien.

Otro plano del discurso que debe circunscribirse al ámbito de la reflexión escrita filosófica, sería analizar el sentido propio del término querer en relación a la auténtica voluntad y la libertad, a diferencia de los deseos, y ante la posibilidad de que esos jóvenes hubieran sido absolutamente manipulados.  Esto requiere un estudio tranquilo, sosegado que quizás no lleve a sembrar esa duda. No lo sé.

Pero nunca un pregón dirigido a una multitud sensible puede escribirse con un lenguaje desajustado que más que desprestigiarla a usted, ahonde en negativo respecto a la necesidad del pensamiento filosófico. Porque muchos dirán que para lo que dijo usted casi, con ciertas distancias, ya se habían lamentado de la muerte de los jóvenes de Ripoll los dirigentes de la CUP. No sé dónde quiere situarse.

 

Singular: 1 comentario en “«Esos jóvenes de Ripoll» por Marina Garcés”

  1. Hola. Más que desprestigiar a la autora con esta entrada desprestigia a la audiencia.
    [A la vez que usted se autocoloca por encima de la multitud].

    La filósofa afirma que sí murieron matando (ese «como hicieron» lo aclara). Con lo cual el tercer párrafo truculento añadiendo los detalles de los atropellos no concluye nada que Marina Garcés no haya dicho. Sí murieron matando, la pregunta está en el adverbio «¿realmente?». Y además hay una trampa clara en la argumentación: Compara usted los atropellos (nivel 1) con una reflexión sobre ellos (nivel 3).

    ¿Por qué la gente no va a entender una explicación sobre unos hechos? ¿Qué dificultad va a tener el público en seguir un razonamiento pensando que los jóvenes fueron manipulados? ¿El público no se plantea por qué lo hicieron? ¿El público no se plantea cómo unos jóvenes pueden llegar a hacerlo? Y la respuesta es sí. El público se lo plantea. Centrarse en lo que se observa (atropellos) sin reflexionar más allá es estéril. Y el público sabe ir más allá.

    Además, en el pregón usa un registro estándar, muy alejado de un artículo académico sobre la «libertad» o la «voluntad», por ejemplo. Un registro en el que se puede seguir el tren del razonamiento sin dificultad. Era un discurso apto para el público general adulto. [Cabe decir también que aquí se señala una frase de un discurso de media hora].

    ¿Qué hace un filósofo sino buscar explicaciones adecuadas? La tarea de la filósofa no es la de observadora pasiva, ni la de la mera descripción. No se debe contraargumentar a Garcés con reflexiones de nivel 1. Y me explico: El nivel 1 es el observacional («lo que pasó»), el nivel 2 sería el descriptivo (estableciendo causas/consecuencias/reglas) y el nivel 3 es el explicativo (que genera una teoría sobre lo anterior). Una vez generada, al comunicar unas conclusiones, el receptor tiene que decodificar cómo se construyó esa teoría.

    Como no somos la autora, ¿puede haber discrepancias de interpretación? Sí. ¿Se pueden comparar diferentes niveles argumentativos (el 1 y 3, por ejemplo)? No. ¿Es la reflexión de Garcés inadecuada al contexto? Rotundamente no.

    Saludos.

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