Desgastada la vida ¿para qué enzarzarnos contra la natural decadencia de lo que ya no puede subsistir? La mente se extravía por los recodos complejos del tiempo. El cuerpo reclama su derecho a decrecer. Somos necios hasta para aceptar la evidencia de nuestra naturaleza finita.
Finitos
Publicado por Ana de Lacalle
Escritora alacallefilosofiadelreconocimiento.com Ver todas las entradas de Ana de Lacalle
