Un infinito mar al frente, como preludio de la eterna búsqueda de lo que carecemos, y que no identificamos. Espuma burbujeante de llantos sin objeto, como ese mar que ondea necesariamente sin porqué. Riesgo supino de los que vacilantes se adentran en las aguas del sin sentido, embrujados por esa aparente calma del mar de la nada.
El mar
Publicado por Ana de Lacalle
Escritora alacallefilosofiadelreconocimiento.com Ver todas las entradas de Ana de Lacalle
