Sentados, con los pies colgando hacia el abismo, nos resta la crucial decisión de orientarlos por voluntad propia, prescindiendo de resonancias insidiosas que podrían doblegarnos.
DISQUISICIONES DESDE EL ABISMO
Sentados, con los pies colgando hacia el abismo, nos resta la crucial decisión de orientarlos por voluntad propia, prescindiendo de resonancias insidiosas que podrían doblegarnos.