Nada más certero que la impotencia que se deriva del amor genuino, porque donde el otro se ha diferenciado como tal, la distancia exigida solo nos permite la tenue consolación de acompañar, estar en disposición, pero nunca interferir sin ser requeridos por el ser amado, aunque éste sea una extensión, en su origen, de las propias entrañas.
Amor genuino
Publicado por Ana de Lacalle
Escritora alacallefilosofiadelreconocimiento.com Ver todas las entradas de Ana de Lacalle
