Los libros están siempre vivos en el interior de quien los escribió, con dudas que van ondulando, reescribiendo la obra en la mente, corrigiendo, desdiciéndose, matizándose. Si no fuese así estaríamos admitiendo que el escritor muere con cada obra que escribe porque todo resta estático y dicho -de aquí la oposición socrático-platónica al lenguaje escrito en favor de las virtudes del lenguaje oral, que siempre es dinamismo en la búsqueda de un qué.
Bien sabemos que una obra nunca está acabada, por eso suelen sucederle otras que aún tratando las mismas cuestiones se miran con lentes diferentes, con mayor amplitud de perspectiva, esa que seguramente proporciona la experiencia vital.
Ante lo dicho, hay algunas excepciones; obviamente me refiero a las grandes obras maestras que son consideradas clásicas, en el sentido de que pasado el tiempo, tras muchas generaciones siempre son obras de referencia, casi universal -lo digo con recato por cómo pueda ser aplicado el concepto- a la que siempre se vuelve porque redescubrimos que siglos atrás alguien reflexiones cuestiones que siguen rabiosamente candentes y, que además, lo hizo con un temple y una sabiduría que las hacen perdurables. Un ejemplo, que nadie pondría en cuestión, es “El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha” de nuestro gran maestro Miguel de Cervantes. Obviamente, hay otros grandes clásicos, más de los que somos capaces de leer, pero en el conjunto de la cantidad de obras escritas resultan un reducto solo transitado por los grandes de la literatura, la filosofía, …
Para el resto de los mortales, que jugueteamos a escribir, nuestras obras, aún más en los tiempos que corren, tienen un exiguo tiempo de duración. Es la rapidez de la novedad que nos supera, el exceso de publicaciones que no tienen cabida en el mercado, que es en lo que desgraciadamente parece haberse convertido la producción literaria.
Rebelándome contra esta dinámica desastrosa: ni habría que publicar tanto -y con este principio quien suscribe el texto, tal vez nunca hubiese publicado-, ni publicar cualquier obra. Ahora bien estas condiciones solo tienen cabida si el filtro es la calidad artística o literaria, no los contactos, los enchufes y los intercambios de favores. Teniendo en cuenta que el sistema funciona como un deshecho podrido, las condiciones iniciales no son aplicables porque podríamos dejar fuera de órbita a autores que siendo escritores de calidad no se han infiltrado en el mecanismo y el negocio de la publicación. Así es que mientras no haya un sistema de selección de obras honesto, claro y contrastado por expertos no movidos por intereses ajenos a la cuestión, mejor que las cosas sigan como están. Aunque sean dramáticamente desastrosas.
Personalmente, tengo diversas publicaciones. Aunque es cierto que no he conseguido saber a cuánto público han llegado y qué valoración hacen de estas, son novelas de corte filosófico que personalmente siguen muy vivas en mi bagaje como escritora. Y, seguramente, si las reescribiera ya no lo haría exactamente igual, pero no creo que eso vaya en menoscabo de lo que es su día publiqué, hace muy poco, aunque quizás por la sensación de que ya no están del todo vivas, me apene el breve tiempo de existencia que tienen, más considerando la cantidad de meses y años de trabajo que han supuesto cada una de ellas.
Así que en este post quiero revitalizar mis dos últimas novelas, y que sean los lectores que así lo deseen los que le den vitalidad o las entierren definitivamente.
La primera de ella es “EXISTO, PARA VIVIR”. Tengo reseñas y publicaciones propias sobre ella en el blog. Aún así quisiera hacer alguna consideración más:
- La novela aborda la cuestión de la identidad de cada individuo, de qué depende esta identidad, de la corporalidad y en definitiva de que existir como individuos que desconocen su lugar en el mundo y sus prioridades o principios -que no tienen por qué ser invariables, pero sí reflexionados y asumidos argumentativamente- no es VIVIR AUTÉNTICAMENTE como humanos. Y cualquiera merece tener una vida que él/ella pueda considerar DIGNA.
- Está construida con una serie de intertextualidades que, en contra de la ortodoxia, están marcadas en cursiva y referida la obra de origen, para que cualquier lector pueda, si así lo quiere, profundizar en la lectura de estas obras en las que, en parte, está fundamentada la novela.
- El argumento está trazado en base a una historia de intriga que facilite al lector la reflexión sobre cuestiones muy actuales sin que la lectura se espesa o inabordable.
- Los que deseéis más información, como reseñas o críticas de la novela, en el blog he recogido aquellas de las que he tenido noticia.
La última novela, EL MAL QUE NOS HACEMOS, constituye una reflexión sobre el mal que hacemos a los otros y a nosotros mismos.
- Aquí las intertextualidades, por no dificultar la lectura, no están explicitadas
- La intriga en esta ocasión tiene un tinte algo kafkiano, por las circunstancias que se producen, pero nada es lo que parece o lo que el lector puede ir deduciendo a lo largo de la lectura.
- Hay reflexiones de naturaleza filosófica que no solo se centran en el mal, sino en la amistad, en la fidelidad de los vínculos, en los problemas de los chavales de altas capacidades, en la necesidad de la soledad querida para disfrutar del silencio, …
En síntesis, no creo que sean obras muertas, por la vigencia de las cuestiones tratadas, pensadas y expuestas. Os dejo la referencia de la editorial para que podáis adquirirlas, los que así lo consideréis. Os agradecería de corazón que si alguno de vosotros la lee pueda darme su opinión crítica -que puede ser favorable o desfavorable-. Me servirá de aprendizaje y me comprometo a publicar en el blog todas las opiniones que reciba. Os dejo mi correo electrónico para este propósito alacalle@gmail.com.
Gracias, en primer lugar, por leer la entrada y, en segundo lugar, por darle una oportunidad y enviarme vuestra valoración. Tengo que advertir que los precios de las novelas que según el mercado son reducidos, se corresponde exclusivamente a un acuerdo particular con la editorial TERRA IGNOTA, para que el acceso del público sea lo más asequible. Si tuviesen precio de mercado os aseguro que valdrían bastante más. A veces, sin darnos cuenta, hemos interiorizado una equivalencia en muchos casos falaz: lo caro es bueno, y lo barato es malo. Nada tiene que ver el precio de mis novelas con esos criterios. Después vosotros valoraréis su calidad o no, pero en este caso el precio no significa más que un esfuerzo por parte de la editorial y de la autora. ¡Que sean de provecho!
Querida Ana, anoche leí tu publicación era muy noche para mi y no te dejé el comentario que deseaba hacerte. Me encantó lo que dices… «Los libros están siempre vivos en el interior de quien los escribió»… Aunque todavía no leo tus libros, sin lugar a duda me parece llegas a muchas personas. Las portadas de tus libros me parece tienen un gran diseño.
Te comento que he avanzado mucho con la novela, aún no la termino calculo concluirla este año, debo enviarla a registro primero. Trabajo en ello con dedicación.
Gracias por compartir y por tu apoyo.
Excelente semana.
Cuídate bien.
Elvira.
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Gracias, Elvira. Ánimo con la novela que digan lo que digan se puede tardar unos años en escribir una….yo la última 3,….
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Muchas gracias Ana, me animan tus palabras.
Estamos en contacto, cuídate bien.
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Chaque matin poursuit la page d’hier, l’important étant de le peindre pour que l’amour qui se trouve dedans arrive à se vivre à sa propre manière .
Je te suis mot à mot Ana.
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