El cuidado de sí pasa necesariamente por el cuidado de los otros. Como seres fluyentes que interaccionamos y nos damos recíprocamente. Otra cuestión es qué es eso que nos damos.
Esta cuestión fue indagada, entre otros, con profundidad por Pierre Hadot y Michel Foucault de una forma explícita inspirándose en ideas de la cultura griega.[1]
Ahora bien, qué “cuidados” o qué es necesario cuidar y, por ende, qué nos damos recíprocamente es la cuestión nuclear.
Schopenhauer y Mainländer entendían que el humano solo puede ocuparse de cuestiones como las que aquí tratamos cuando las necesidades básicas están cubiertas; sino la perentoria necesidad por sobrevivir no permite que emerjan otras necesidades[2]. Podría considerarse -esta es la apuesta que hacemos aquí- que incluido en el cuidado de sí -que recordemos implica el de los otros- está en primer término la satisfacción de las necesidades más básicas y, en este sentido, la cuestión es política. La reivindicación por los derechos básicos que hacen referencia a estas necesidades no puede cesar ni en lo denominados países ricos, en los cuales la polarización riqueza pobreza es cada vez más acusada. Ni qué decir en los países pobres en los que hablar del cuidado de sí, usando esta terminología puede parecer una broma de mal gusto. La política local y global es una pugna, una competencia propia del sistema económico neoliberal, que estimula el “sálvese quien pueda”, el individualismo, el egoísmo para no quedar excluidos de un sistema y verse “sin lugar”, en los márgenes de los que importan. En consecuencia, no es posible que fluya todo cuanto implica este cuidado de sí, si no se dan las condiciones sociales y económicas para garantizar la supervivencia.
En este sentido la pandemia del covid 19 ha provocado la emergencia de lo que se denomina la sociedad de los cuidados, en la que estos nos sean una cuestión individual y oculta, sino una exigencia política para que cada ciudadano reciba la atención de sus condiciones exigen.
Una vez cubiertas estas necesidades básicas, el cuidado de sí puede extenderse, ampliarse a otras expectativas del individuo. Cierto que llegar aquí es un privilegio de los mejor posicionados, pero no por ello debemos ignorarlo. De alguna manera ocuparnos de este cuidar de uno mismo y de los otros que va desde lo más básico a necesidades que, recordando nuestra corporalidad, exceden lo nuclear de la supervivencia, es importante porque nos obliga a pensar qué condiciones de posibilidad son necesarias para el desarrollo del humano, su expansión e inclusión del otro. Que existir no sea masticar la miseria es en primer lugar una cuestión política; lo que dadas unas condiciones dignas hagamos de nuestra vida, es una cuestión ética. El cuidado de sí se convierte entonces en una vía por la que puede transitarse para buscar la plenitud -esa que es intuitiva y subjetiva-, que pasa por:
-expresarnos como seres afectivo-emocionales, por ser corporalidad, caricia y ternura.
-reconocernos seres que necesitamos del otro, con reciprocidad.
-concebirnos seres racionales que han integrado y arraigado esta facultad en la emocionalidad.
En síntesis, como una corporeidad que ocupa un lugar junto al otro; seres sociales implicados ética y políticamente en su tiempo.
Caeríamos en una trampa si confundiésemos lo aquí expuesto con la explosión de la autoayuda, los coaching, y otras estrategias orientadas a hacer del individuo un egocéntrico, que además consume cuanto más tratamiento para su bienestar mejor. El cuidado de sí no tiene nada que ver con esas maniobras narcisistas que aíslan al individuo para que se des-ocupe del otro y se convierta en alguien endogámico. Recordemos que lo primero que hemos establecido para el cuidado de sí -nunca hay que olvidar que este no es posible sin el cuidado del otro- es la obligación política de generar condiciones de vida dignas para todos; destacando como primer escalón lo político, lo social para que haya despliegue y desarrollo de cada individuo.
En consecuencia, y en palabras del gran pensador Xavier Zubiri:
“(…) ¿no será que yo llego a encontrar a los otros en mi vida porque antes los demás se han metido en la mía? Y no me refiero a que los demás vengan a mí en lugar de ir yo a ellos. Me refiero a que los demás, antes de que vengan a mí en mi experiencia o de que vaya yo a ellos, están ya metidos en mi vida. Sólo por eso puedo encontrarlos viniendo a mí o yendo yo a ellos. (…) El hombre no empieza por estar vertido a los otros como otros, y menos aún si se considera que estos son “frente a mí”. Porque encuentrélos de cualquiera de estas maneras, hay siempre una cuestión previa: ¿dónde acontece el encuentro? Evidentemente nos los hemos encontrado en un mundo humano. La constitución del mundo humano es previa al encuentro con los otros y fundamento de este encuentro.”
Zubiri, X. Tres dimensiones del ser humano: individual, social, histórica. Alianza editorial. Fundación Xavier Zubiri, 2019,
[1] Para profundizar Roca Jusmet, L. “Ejercicios espirituales para materialistas. El diálogo (im)posible entre Pierre Hadot y Michel Foucault. Terra Ignota Ediciones. Barcelona 2017.
Elena Bravo Ceniceros. “El cuidado de sí como genealogía del psicoanálisis. Antigüedad, Nietzsche y el psicoanálisis”. Ediciones Navarra, Ciudad de México, 2021.
[2] Recordemos la pirámide de Maslow.

¿Cuidarme? Claro que yes, pero del prójimo o la prójima, nunca se sabe el tipo de ejemplar que tengamos por compañero del metro, la paranoia nos mantiene sanos a nosotros, a la cartera o a la bolsa…pensar en el prójimo como probable serial killer rinde más para el amor a si mismo…Sorry mi Otro Yo que no supera sus traumas ni sus múltiples decepiones para con los seres humanos…besos al vacío desde el vacío
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Muy interesante, Ana, gracias.
En la línea de Maslow, la enfermera teórica Virginia Henderson desarrolla todo un modelo/teoría del cuidado basado en 14 necesidades básicas con una amplia implantación en nuestro país. En el día a día de una enfermera asistencial está en valorar la capacidad de la persona para ser autónoma en cada una de las 14 necesidades, como primera fase del Proceso Enfermero (nombre que recibe el método científico en mi campo)
Un abrazo!
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gracias a ti, por leer y comentar…
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