MACHISMO Y ABUSO EN EL FÚTBOL FEMENINO.

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Soy aficionada al fútbol desde pequeña. Es decir, hasta ahora básicamente he seguido partidos de fútbol masculino, ya que no había alternativa. De niña, incluso, quería ser futbolista, pero un baño de realidad me llevó a querer ser profesora. Jugaba al fútbol con chicos cuando la ocasión me lo permitía, prescindiendo de los desprecios y las burlas por ser un “marimacho”. Esto debe servir para contextualizar, la lucha y el esfuerzo de muchas mujeres para que la sociedad normalice y se dé una igualdad de oportunidades y reconocimiento -también el económico- a los y a las futbolistas. Actualmente, sigo los partidos, pero no el circo mediático montado alrededor del deporte más seguido y practicado en el estado español. Y, aprovecho la ocasión para denunciar la injusticia y la vergüenza de un deporte que se ha convertido en un negocio multimillonario y que maneja cifras de fichajes y sueldos para los futbolistas de escándalo, si recordamos aquello de la distribución equitativa de la riqueza en el mundo.

Al margen de lo mencionado, el propósito es centrarme en las escenas que se han presenciado y cómo se ha valorado el campeonato mundial ganado por las jugadoras de España.

Según la ACADEF -Escuela de entrenadores de fútbol- [1] el fútbol femenino alcanza un hito cuando el 15 de junio de 2021, finalmente y tras tantas negociaciones, el fútbol femenino se hizo profesional en España. Teniendo en cuenta esta fecha -incluso contemplando algún año anterior como profesionalizado de facto, cuestión que desconozco y no he hallado- la hazaña del fútbol femenino es épica y no tendrá el reconocimiento que se merece hasta que se admita, que tras ser rechazadas como capaces para este deporte, las jugadoras movidas no solo por un prestigio personal sino por una causa que bulle en las entrañas como es la lucha por la igualdad y contra el machismo, se dé el valor que posee a conseguir en tres mundiales en los que ha participado, y tres años de profesionalización un mundial. Obviamente cuando un colectivo se siente históricamente menospreciado y objeto de mofa y de burla, al lograr esta copa mundial, una no puede dejar de hacer una pregunta hiriente para muchos: ¿cuántos años les costó a los hombres capaces de España alzarse con el campeonato del mundo? No hace falta echar cuentas aquí porque todos lo intuimos y podemos calcular, sabiendo que en España el fútbol masculino se profesionaliza en 1921.

Más allá de esto, pasemos a repasar el modo en el que se entregan las medallas y la copa del mundo a las ganadoras. Los protocolos oficiales, a no ser que alguien cometa un desliz por tener un vínculo estrecho con alguna persona, consisten en encajadas de manos y un abrazo de hombre. Esto último lo destaco porque en los vídeos que he rescatado a continuación puede verse cómo se abrazan los campeones de Sudáfrica con las autoridades, y cómo cada abrazo del presidente de la Federación Española de Fútbol consiste en coger en volandas a cada jugadora como si fuese “sus” niñas, hijas, …y esto lo remata con el “pico” y el manotazo errado al culo de Jennifer Hermoso que debió soltarle una bofetada en público para evidenciar que esa no es la forma. Recordad que antes el susodicho tipejo había celebrado la victoria llevándose la mano a los testículos, todo un estilo propio de un representante institucional. Además, después de ese beso “espontáneo” anunció que las premiaban con un viaje a Ibiza y que allí se casaría con Jennifer. Creo que el asunto trae cola, y que seguramente poco conocemos del funcionamiento cotidiano y de las formas que tienen que soportar las jugadoras si no quieren que su carrera deportiva se vaya a tomar por saco. Además, el entrenador del equipo eufórico dijo somos campeones, aunque se le olvidó que el partido lo habían ganado ellas, que es fútbol femenino -cosa que seguramente lamentó en ese momento- y que son CAMPEONAS.

Otra muestra de inferioridad en el trato al fútbol femenino se evidenció cuando en lugar del jefe del estado, asistió la reina que celebró casi como una más la copa. Está claro que el evento no revestía la importancia que la final del mundial de Sudáfrica donde sí estuvo presente el rey o jefe del estado -nos guste o no la monarquía, es otro desprecio-

En conclusión: cuánto machismo tenemos que soportar aún, cuánto paternalismo, y cuanto menosprecio y explicitación directa o indirecta de nuestra inferioridad respecto de los hombres. El micromachismo es crucial en esto, porque es lo que delata la interiorización que la sociedad sigue haciendo de lo femenino -no solo muchos hombres, sino mujeres que asumen el rol tradicional como natural-

Para acabar, expresar mi admiración por todas las mujeres que desde los años setenta han luchado por el reconocimiento oficial del fútbol profesional femenino, esta copa también es de ellas, y por supuesto de las jugadoras que en condiciones muy adversas han dejado anonadados a muchos. Un poco es de todas, y de todos los que respetan y actúan en pro de la igualdad de oportunidades y la desaparición de los roles sexuales.

A continuación están los vídeos para comparar el acto de entrega, aunque pueden encontrarse otros, obviamente.


[1] https://www.acadef.es/la-profesionalizacion-del-futbol-femenino/

Entrega de medallas y copa del mundo fútbol femenino.
Entrega de medallas y copa del mundo fútbol masculino Sudáfrica.

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