Acostumbrados a contar muertos.

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Los conflictos bélicos explotan por una diversidad de motivos complejos, tanto que muchos se nos escapan por falta de información de esos intríngulis de despacho. En cualquier caso, y considerando la invasión de Ucrania por parte de Rusia una atrocidad que nunca deciden los que van al frente, ni los civiles que son bombardeados -recuerdo la imposibilidad de disentir en Rusia de las imposiciones de Putin-, me escandaliza la reacción tan diferente que se está dando a este conflicto del de Gaza. Recordemos que este último se desencadenó por un ataque de Hamás en la frontera con Gaza en el que fallecieron más de mil israelíes y fueron secuestrados casi doscientos. A partir de ahí la reacción de Israel ha sido desproporcionada y dispuesta, parece, a acabar con los palestinos, aunque su alegato sea aniquilar a los terroristas de Hamas.

En estos momentos, los palestinos no solo son asesinados -todos, sean o no de Hamas- sino que empiezan a morir de desnutrición por la imposibilidad de que llegue la ayuda humanitaria que necesitan. Tiene visos de ser un auténtico genocidio, y el mundo lo contempla con la pasividad que parecía no tener cabida ya, después del Holocausto -en el que en su mayoría se aniquilaron judíos, pero también, supuestos comunistas, homosexuales, discapacitados…-

El conflicto en Ucrania amenaza por el apoyo de Occidente a este país a desembocar en una posible III guerra mundial -recordemos las últimas declaraciones de Macron, la llamada al rearme de Europa y la respuesta contundente de Putin-. En el caso de Gaza, aunque no se explique, la posible intervención de otros países árabes y el apoyo incondicional que EUA daría a Israel no augura un pronóstico distinto respecto de una guerra mundial. Sin embargo, aquí nadie parece tener intención de evitar o de rescatar a los palestinos de la masacre que se está llevando a cabo. ¿Es miedo a que se extienda el conflicto? ¿O que quizás la vida de los palestinos vale menos que la de los ucranianos?

Lo deseable para todos sería el cese inmediato de ambas guerras, y la comunidad internacional debería trabajar con más ahínco y voluntad para conseguirlo. Lo que llama la atención es la distinta consideración de un conflicto y otro, y cómo ni los mismos países árabes están de alguna forma intentando ayudar a los palestinos. La reacción vendrá a posteriori, que de nada les servirá a los pobres masacrados; y vendrá en forma de atentados terroristas salvajes de los que ya sabemos bastante, y de los que nos lamentaremos después.

La geopolítica económica es muy complicada, lo intolerable es que la vida de las personas no parece contar para nada. Las generaciones de palestinos y ucranianos venideras serán altamente conflictivas porque el trauma de la devastación que están sufriendo marcará su actitud, su forma de ver el mundo y de actuar. ¿Por qué Catalunya ha acogido a tantos ucranianos, lo cual me parece muy bien, pero no ha habido por parte de ningún país la voluntad de posibilitar la huida y la misma acogida de palestinos -excepto algún caso muy concreto como el del Líbano- para que se integren en otros países y puedan iniciar su vida desde cero?

Lo de Ucrania es un clamor que obtiene respuestas, aunque sea en forma de armamento para defenderse y de acogida de ciudadanos, pero lo de Palestina es un grito desgarrador sordo que, en primer lugar, me resulta increíble que el estado judío pueda hacer con otros, algo parecido a lo que hicieron con ellos -por mucho que les ofenda oírlo-, y en segundo lugar nadie quiere escuchar para no sentir el compromiso de ayudar. Mientras ahí está el pueblo palestino: exterminado por bombas, por hambre, sed, falta de asistencia médica, …a mí me resuenan ecos lejanos.

La forma de contenerse unos a otros es la amenaza nuclear, y en el futuro ésta será aún más potente y precisa por el desarrollo tecnológico. Todos saben o creen saber, que eso supondrá el fin de la civilización o de la especie humana. ¿No tenemos la capacidad de dejar de matarnos unos a otros sin llegar a extremos? Es decir, o me deja que extermine a estos, o acabaremos todos exterminados. Ayer alguien me decía que la humanidad se ha acabado; personalmente creo que no, que estamos experimentando nuestra parte más cruel, que es también humana, aunque su manifestación sin límite amenace con acabar con nosotros mismos.

Plural: 3 comentarios en “Acostumbrados a contar muertos.”

  1. Gracias por tu entrada, Ana. Se dice que las comparaciones son odiosas y, en este caso, las situaciones son horribles, lo de Ucrania parece que no se acaba y lo de Gaza es una masacre consentida, un genocidio total, por mucho que Israel tenga derecho a defenderse… defenderse, no borrar del mapa a todo un pueblo de forma programada y premeditada.
    Desde luego, es algo de difícil solución, o fácil, si EEUU quiere, aunque no sabemos con qué consecuencias.
    Mientras, el mundo observa y va contando…
    Un abrazo.

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  2. Una vez que un pueblo ocupado ha perdido el miedo a la muerte, el ocupante está condenado. Una vez que un hombre o una mujer pierden el miedo, no pueden volver a sentirlo. El miedo no es un producto que se pueda re inyectar en una sociedad mediante una nueva invasión, un trato más duro, bombardeos aéreos, muros o torturas. La Gran guerra por la civilización. Robert Fisk, p. 418…Mi estimada filósofa a veces olvida que el Abismo no deja de superarse a si mismo…nosotros los humanos somos sus arquitectos….Ya hemos visto estos horrores y…no aprendimos nada…ni modos…mejor suerte para la próxima reencarnación….besos al vacío desde el vacío

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