El «amigo» invisible -relato-

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Su amigo invisible era único, como el de cada cual, uno e intransferible. Se sentía afortunado de tener a alguien para él solo, entre otras cosas porque pensaba que solo le sucedía a él. Alguien mediocre, a veces ninguneado que era premiado, por no entendía que fuerza del Universo, con un amigo especial. La peculiaridad más relevante es que siempre iban juntos, era como si no pudiesen separarse, como si al ser uno la sombra del otro, desaparecido uno, esfumados ambos. Así que vivía con esa satisfacción de que nunca más se sentiría solo, porque ahora experimentaba todo al unísono junto a su amigo secreto, invisible para los otros y para él presente contundentemente.

Desde que hiciera este descubrimiento, tras pasar una época en la que creía que le acosaban fantasmas, pensó que la soledad, el vacío y la tristeza quedarían abandonadas para siempre. Pero nada es nítidamente lo que parece, así que empezó a notar actitudes por parte de esa mitad que le pertenecía que le incomodaban.

Se hallase en la situación que fuese, cuchicheaba continuamente a su oído lo que debería hacer. En ocasiones parecía un eco mental que le perforaba, otras veces se producía un desdoblamiento de decires que entraban en conflicto y que le provocaban unas migrañas severas.

Empezó a darse cuenta de que esa “amistad” se asemejaba más a un castigo que a un regalo divino, y lo tortuoso que le resultaba le obligó a indagar quién era ese yo, que no era él, pero que parecía fusionado a su ser. Sin dilaciones y con cautela intercambió impresiones con otros, y se dio cuenta de que eso que él, ingenua e inocentemente había considerado su amigo particular invisible -que mitigaría su soledad y sufrimiento- no era más que su maldita conciencia moral que, introyectada en un entorno rígido y exigente, le hacía la vida imposible, más de lo que era antes de apercibirse de ese ser desdoblado. Así que aplicó la teoría de las sombras desaparecido uno, eliminado el otro. Solo debía decidir a quién era posible eliminar. Y parecía que la respuesta era evidente.

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