La comunicación no verbal trasluce, principalmente, estados emocionales, sentimientos, que suscita la presencia y la interacción con el Otro. Constituye el contenido latente de nuestro lenguaje, algo que se asemeja a ese gesto espontáneo que brota de nuestro deseo y que la voluntad oprimida y por decoro repime verbalizar: el auténtico querer, sentir, padecer, desear.
