La necesidad de dormir.

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Era inevitable. He tenido una discusión muy elevada de tono con Morfeo. Hace mucho tiempo que no asume su responsabilidad, y ayer llegué al límite. Su ausencia ha hecho estragos en mí: ojeras, cansancio, irritabilidad. No se puede ostentar un cargo porque quede bucólico y dejar a la gente a su suerte, al menos a mí.

Morfeo, como hijo de la personificación del sueño, Hipnos, tiene el poder de aparecer en los sueños de los humanos como una diversidad de personajes. Aunque, empiezo a sospechar que como los oniros -hijos de Hipnos- eran mil, ni más ni menos, desconocían cuál era su cometido, y esa desorganización la sufrimos los mortales que nos hallamos desposeídos del sueño, un estado vital para nuestro bienestar.

Así que me encuentro en una situación similar a cuando tienes que hacer trámites con la administración pública: “no aquí no es, entre a esta otra web que encontrará un formulario”, entras y no hay ningún formulario; das con un teléfono, llamas y obtienes por respuesta otra negativa que te redirige a otro lugar; y como todo tiene un límite, o le montas la de dios es cristo al próximo funcionario, porque mientras sean máquinas las que te atienden no puedes ni desahogarte, o desistes de hacer el trámite.

Bien, pues temo que buscando al dios que ha hecho dejación de sus funciones, siendo mil, me peloteen de uno a otro, y no me quedan fuerzas para entrar en esos berenjenales. Así que, ¡Morfeo! A ti que has pasado por ser quien arropa en sus brazos a los humanos, para que tengan plácidos sueños, hazte cargo de mi situación. Habla con tu padre, Hipnos, si es necesario, pero acude en mi auxilio porque creo que si no me cargaré a toda la genealogía griega de los sueños. Algo tengo que hacer durante la noche, y mientras sea destruir, lo que se requiere es rabia, y esa abunda en mí.

Esperando tu pronta respuesta,

Desquiciada y deseosa de sentir sueño.

La perjudicada.

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