El altruismo del tiempo.

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Se detuvieron los tiempos, todos; el de amar y el de odiar, el de sufrir y el de gozar; y solo quedó un silencio pasmado y envuelto de rubor ante la masacre sucedida en su seno. De ahí, que el tiempo se congelara, para evitar más acontecimientos similares, o eso pensaba el tiempo.

Esa interrupción no podía ser indefinida, por mucho que el tiempo contuviese su respiración para que nada sucediera, tarde o temprano, se vería impelido a inspirar y exhalar aire, para seguir viviendo él; o tal vez la solución definitiva sería expirar.

Nadie ha concebido nunca el posible suicidio del tiempo para evitar los desastres provocados por los humanos; sin tiempo no hay vida, ya que todo ser vivo detendría su degeneración que es el proceso del vivir mismo. Estando estáticos, no estamos; y ese era el propósito del tiempo, que seres como nosotros dejaran de estar.

Con estas palabras me temo que se acabe la materia viva del mundo, que solo tenga el margen de dejar esta nota, para que algo, alguien o no sé qué o quién si nos hallase no estando, supiese el  por qué e hiciera un  monumento al altruista del tiempo.

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  1. ¿Pues no se suicidó Dios por amor, para permitirnos existir (Mainlander)? ¿Cómo su hijo, el tiempo, va a desdecir su creación? Como nos dice Nietzsche, y nos muestras en tu último libro, aceptemos y no perdamos cara al mal. Un saludo Ana.

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