La vergüenza de ser un hombre.

No hay especie más torpe aprendiendo, arrogante y mezquina que la humana. Estas palabras, publicadas en el blog de Calle del Orco, escritas por Primo Lévi, víctima del holocausto, podrían ser dichas con toda legitimidad en voz alta por cualquier palestino. Las víctimas serán los agresores del futuro, parece ser una lógica interna del funcionamiento humano que se repite sin paliativos. Sus formas pueden variar, el campo de concentración es Palestina y no hay hornos crematorios, porque las bombas, los misiles han convertido en fuego a miles y, tal vez, algún ciento de mil -aún no se sabe- a los palestinos, sus casas, sus infraestructuras. El crematorio de exterminio es toda Palestina, y las fronteras establecidas por el gobierno Israelí, las verjas de hierro electrificadas.

¿Cómo puede no ver el Estado de Israel que, ahora, los nazis son ellos?