El Derecho en crisis.

Si cualquier estado puede, como se está comprobando, invadir bajo el pretexto que sea, otro estado para apropiarse parte del territorio o todo, realizando inclusive una limpieza étnica, y aquí no pasa nada; porque todos vemos que a la postre no pasa nada, entonces no hay ley que valga, no hay Derecho que obligue ni que garantice absolutamente nada. Nos encontramos en una fase de la ley del más fuerte y el sálvese quien pueda. Solo hay que crear un relato, que justifique el ataque, y aferrándose a él, desembarcar con misiles, drones y lo que se quiera.

Tenemos dos casos que llevan años ya en la palestra: Rusia se sintió legitimada a invadir Ucrania, a la mierda el derecho internacional -si es que alguien sabe ya qué es eso-, Israel afirmó que el atentado terrorista del 7 de octubre por parte de Hamas exigía un genocidio y apropiación de toda Palestina.

Y, ahora, Trump el pacificador e intermediario de los dos conflictos anteriores, parece estar a punto de atacar a Venezuela, porque ha decidido que su presidente Maduro es el líder del narcotráfico de la zona.

A ver, lo que no se tendría que haber permitido nunca es que cada estado se tome la justicia por su mano. Eso que supuestamente los estados aplican a sus ciudadanos. Sin embargo, el Derecho como tal ha recibido un zarpado mortal, ya que, si los estados mismos se lo pasan por el forro de sus caprichos, entonces ¿ya no hay límites legales? Si a nivel internacional entre estados no hay nada que tenga el poder de regular lo admisible de lo que no los es, por qué los ciudadanos están obligados a cumplir lo que muchos estados, activa o pasivamente, han enterrado.

Estamos ante el declive del Derecho, y éste está agonizando a causa de la impunidad de estados autoritarios -EE. UU., Rusia, Israel…- que se han autoproclamado como su propia vara de medir lo que es justo o injusto.

Los ciudadanos deberíamos tomar nota y levantarnos contra lo que mayoritariamente nos parece injustificable e intolerable, sobre todo los de aquellos estados en los que la población vive mejor, deberían sentirse interpelados por su conciencia -algunos aún la conservan- y rechazar las propuestas de “milis” voluntarias o forzadas -en regresión- y reclamar con toda la fuerza el derecho a la vivienda de tantos que viven en la calle, la proporcionalidad entre los sueldos y el coste de la vida,…y seguiría listando, pero lo fundamental es que estamos en condiciones de forzar internamente el cumplimiento de derechos básicos, justo ahora que El Derecho está en crisis. Lo que de este barullo salga debe contemplar la voluntad de quienes no tienen ningún poder, ni voz…y sus palabras son vapor de agua.