Desde el instante en el que los huesos empiezan a romperse en láminas se ha iniciado un proceso de degeneración severo. Estamos acostumbrados a sentir que nos “rompemos” por dentro, en momentos concretos de la existencia, sin embargo, la quiebra del cuerpo inmediata nos alerta de un tipo de desgaste distinto. La edad ha hecho
