El próximos diez de diciembre se conmemoran sesenta y cinco años de la utópica declaración de intenciones, consecuencia de las atrocidades de la segunda guerra mundial. Huelga decir que su pretensión de “universalidad” vuelve a ser un imperativo cultural y moral de occidente hacia otras culturas, aunque “de facto” participasen países de diferentes latitudes.[1] Para
