Poseer una conciencia relativamente nítida, aunque siempre expuesta a la ocultación de los gestos más depravados, nos muestra bajo qué intereses se regulan las decisiones políticas, judiciales y económicas, nos capacita para un análisis profundo y una crítica incontestable sobre esos mecanismos, que se dan de facto, pero que bien podemos considerar absolutamente inadmisibles y producir
