Estar a la altura de las circunstancias exige satisfacer las expectativas que otros depositan en nosotros. Es un reto, nunca deseado, difícil de alcanzar si consideramos que la posibilidad razonable de que actuemos, tal y como el otro espera, colisiona con la percepción de dos subjetividades, que devienen un criterio dicotómico de valoración. Lo más