Hay pocos filósofos que, viviendo de su actividad académica, se hayan atrevido a ser tan honestos con su percepción de la existencia humana. Morenos Claros en su obra Schopenhauer, una biografía[1], expone la misión que el filósofo alemán se atribuía a sí mismo: “Schopenhauer se presentaba a sí mismo ante los profesores y los alumnos
