Imagino, porque puedo, quiero y me arrastran mis emociones, un ser casi fantasmagórico nebuloso, poco definido, pero aplastantemente presente, en el cual voy depositando mis detritos. Necesitamos de esta función simbólica para metabolizar lo que se resiste a ser digerido y evacuado. Así, este ser del que me he apropiado, y que sin mí no
