No sé cuántas noches se han interpuesto entre esas pláticas reconfortantes unas, interpelantes otras y de desencuentros dañinos algunas. Me siento incapaz de un recuento objetivo, porque deviene banal siendo lo significativo el marcador interno, y ahí solo computo el infinito de cada instante. Así, sea cual fuere el día que precedió a la noche
